Hoy pensaba en qué profes me habían marcado, en primer lugar pues mi abuelo y mi madre, claro, y luego en EGB pues recuerdo a la profe de mates, la señorita Vergeli, porque todas eran señoritas y, aunque era una escuela pública, los niños estaban en un piso y las niñas en otro. A ella, la llamábamos también "el resplandor", daba matemáticas pero a veces nos salía con reflexiones del tipo que nunca ha habido nadie inmortal pero que eso no significaba que nosotros no pudiéramos serlo, que nada era imposible. También nos decía que a lo largo de la vida casi todos tendríamos cáncer pero que nuestro organismo lo iba a combatir la mayoría de las veces y no iba a ser nada grave. En el instituto recuerdo a la profesora de francés, Sofía Ventosa, que ya en los ochenta estaba para jubilarse, y que decía que su abuela fue una mujer de lo más independiente y que no nos creyéramos que la mujer no había hecho siempre lo que le había dado la gana, que la libertad había que buscarla y que no
En la variedad está el gusto.