Cuando era niña, me repetía a mí misma, "Eva, cuando seas mayor, no tratarás a los niños como si fueran tontos", y me lo iba repitiendo varias veces porque sabía que los propósitos de los niños se olvidan con la edad. Recuerdo el aburrimiento de escuchar a la señora que tras tocarte el pelo, hacerte preguntas con voz fingida, se dirigía a tu madre para hacerle preguntas sobre ti como si tú no las pudieras responder, o entender. Con el tiempo, me he dado cuenta de que hay gente que siempre trata a los demás como si fueran tontos, sean niños o no. Supongamos que de algo haya cien, y que yo vea 40, pero a mi lado haya alguien que vea 20 y lo diga, orgullos@; si abres la boca y dices pues yo veo 40 y probablemente haya más, ya te han sentenciado. Ya eres una mentirosa que ve lo que no hay y que anda buscando discusión. Y, con el tiempo, cuando la otra persona vaya viendo que había más de veinte, con suerte se te acercará y te dirá "Oye, que te dije que había 20 y no, que hay
En la variedad está el gusto.