Un blog se queda atrapado en el tiempo, me ha dado por releerlos y no diría que era yo la que escribía lo último publicado.
Veo la lista de blogs que leía y el berberecho Juan desapareció tras dejar de hablarme y aún no sé porqué, A Amparo hace siglos que no la veo y tengo un leve contacto vía facebook, con Dani tres cuartos de lo mismo pero porque el contacto sigue vivo aunque sea online. Richard murió hace ya tres años y se llevó ese grupo heterogéneo que él unía.
Dejé de escribir aquí porque mi padre lo leía y luego me preguntaba e hice otro blog que no se pudiera rastrear y que voy a clausurar porque cada blog es una época diferente.
Tengo otro en el que escribía en catalán, ni lo recordaba. Cada vez más tiendo a escribir en castellano porque es mi lengua materna, porque es más fácil y porque es lo natural.
En unos días voy a cumplir 49 años y, cuando empecé a escribir, no había cumplido los 40. Es un poco raro leerme ahora.
Hace diez años estaba bien trabajando en Viladecans, algo desencantada porque mis alumnos eran muy mayores y era un trabajo poco relacionado con la educación. Pero gracias a ese trabajo tuve una beca para ir a Besançon en 2008 y conocí a Ghofur y me sumergí en un alud de stress sentimental y laboral que me llevó a perder los papeles en el trabajo, ser demasiado sincera cuando no servía para nada, coger la baja, no querer que me renovaran e iniciar el camino que me llevó a acabar cinco años trabajando con niños. También me llevó a Indonesia en 2009 para vivir una historia de película que sólo podía seguir allí pero, como decidí volver, pues tuve que vivir una pesadilla real de la que salí tras resbalar por unas escaleras, romperme los meniscos, pasar por dos operaciones, y tener que pedir un centro con ascensor y volver casi rocambolescamente a adultos.
Volver y empezar de cero pero con mucho bagage a cuestas, sin tonterías, sin tomarme nada como algo personal, con muchas tablas y bien.
Pero miro atrás en este lapsus de tiempo y recuerdo picos intensos de ansiedad, timidez, ansiedad, angustia, tener que hacerme la fuerte porque de mi alrededor me sentía la más fuerte y miro ahora y no volvería atrás porque apenas tengo ansiedad y porque de alguna rara manera las cosas van fluyendo solas, sin que planear sirva de nada por lo que querer controlarlo todo tiene poco sentido.
Aún así, tengo manías que se han quedado estancadas en pequeños rituales, como mantener casi meticulosamente organizado lo relacionado con el trabajo, los estudios... es la necesidad de cuidar lo que me gusta para poderlo disfrutar mientras dure.
Veo la lista de blogs que leía y el berberecho Juan desapareció tras dejar de hablarme y aún no sé porqué, A Amparo hace siglos que no la veo y tengo un leve contacto vía facebook, con Dani tres cuartos de lo mismo pero porque el contacto sigue vivo aunque sea online. Richard murió hace ya tres años y se llevó ese grupo heterogéneo que él unía.
Dejé de escribir aquí porque mi padre lo leía y luego me preguntaba e hice otro blog que no se pudiera rastrear y que voy a clausurar porque cada blog es una época diferente.
Tengo otro en el que escribía en catalán, ni lo recordaba. Cada vez más tiendo a escribir en castellano porque es mi lengua materna, porque es más fácil y porque es lo natural.
En unos días voy a cumplir 49 años y, cuando empecé a escribir, no había cumplido los 40. Es un poco raro leerme ahora.
Hace diez años estaba bien trabajando en Viladecans, algo desencantada porque mis alumnos eran muy mayores y era un trabajo poco relacionado con la educación. Pero gracias a ese trabajo tuve una beca para ir a Besançon en 2008 y conocí a Ghofur y me sumergí en un alud de stress sentimental y laboral que me llevó a perder los papeles en el trabajo, ser demasiado sincera cuando no servía para nada, coger la baja, no querer que me renovaran e iniciar el camino que me llevó a acabar cinco años trabajando con niños. También me llevó a Indonesia en 2009 para vivir una historia de película que sólo podía seguir allí pero, como decidí volver, pues tuve que vivir una pesadilla real de la que salí tras resbalar por unas escaleras, romperme los meniscos, pasar por dos operaciones, y tener que pedir un centro con ascensor y volver casi rocambolescamente a adultos.
Volver y empezar de cero pero con mucho bagage a cuestas, sin tonterías, sin tomarme nada como algo personal, con muchas tablas y bien.
Pero miro atrás en este lapsus de tiempo y recuerdo picos intensos de ansiedad, timidez, ansiedad, angustia, tener que hacerme la fuerte porque de mi alrededor me sentía la más fuerte y miro ahora y no volvería atrás porque apenas tengo ansiedad y porque de alguna rara manera las cosas van fluyendo solas, sin que planear sirva de nada por lo que querer controlarlo todo tiene poco sentido.
Aún así, tengo manías que se han quedado estancadas en pequeños rituales, como mantener casi meticulosamente organizado lo relacionado con el trabajo, los estudios... es la necesidad de cuidar lo que me gusta para poderlo disfrutar mientras dure.
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