Estaba trasteando y encontré la cámara de fotos por ahí; lo mío con las fotos es una historia de amor y odio. Las hago, pero no suelo hacer a personas, así que las hago para mí porque nadie quiere ver luego una colección de imágenes con piedras, con musgo, plantas y cualquier cosa que me llame la atención... Así que acabé comprándome una cámara digital. Este verano, en el proceso de intentar poner un poco de orden en mí misma, decidí irme sola en un tour por los Pirineos. Ilusa de mí, pensé que iría sola y no con un grupo de padres y compañeros adoptivos de los que era difícil escapar. Una de las pocas ocasiones en que me escapé fue en un parque natural y allí entre plantas y piedras me fui rezagando del grupo hasta quedarme sola. En un momento del camino fantasmeaba con que uno de mi abuelos había estado muy cerca, en Broto, que otra abuela nació en Siresa, que seguramente también mis antepasados habrían paseado por allí, y en un récodo del camino la contemplación de tanta belleza me
En la variedad está el gusto.