Y de vuelta con Saramago, porque esto de estar de baja da para mucho. Esta vez el que ha caído ha sido Las pequeñas memorias. Ya he debido de leer casi todo lo que ha escrito, queda pendiente el Ensayo sobre la lucidez que se me resiste un poco porque la política nunca me apasionó.
También, de Carmen Amoraga, he leído Algo parecido al amor, nada como un día de lluvia como para acabarlo.
Me gustó el de Saramago, es inconexo, disperso y desordenado, y casi diría que no tiene ni pies ni cabeza, sólo que eso no es algo que me molestara. Me hizo pensar en En busca del tiempo perdido y en que la obra era como un extracto de las partes más amenas de una obra de once volúmenes y que sólo esto ya era de agradecer.
Del de Carmen Amoraga había leído buenas críticas pero me aburrió, me separó más aún de los escritores de mi generación. Somos de la misma edad pero hace tiempo que sé que la gente no cambia, que las apariencias engañan, que los que van de víctimas suelen ser agresores, que la vida es una escalera de grises, y que es muy difícil plasmar con palabras los sentimientos. Me aburre leerlo y releerlo como si acabaran de descubrir la pólvora. Y, sobre todo, me aburre la conclusión de que no se puede ser feliz con lo que se tiene ¿por qué no?
También, de Carmen Amoraga, he leído Algo parecido al amor, nada como un día de lluvia como para acabarlo.
Me gustó el de Saramago, es inconexo, disperso y desordenado, y casi diría que no tiene ni pies ni cabeza, sólo que eso no es algo que me molestara. Me hizo pensar en En busca del tiempo perdido y en que la obra era como un extracto de las partes más amenas de una obra de once volúmenes y que sólo esto ya era de agradecer.
Del de Carmen Amoraga había leído buenas críticas pero me aburrió, me separó más aún de los escritores de mi generación. Somos de la misma edad pero hace tiempo que sé que la gente no cambia, que las apariencias engañan, que los que van de víctimas suelen ser agresores, que la vida es una escalera de grises, y que es muy difícil plasmar con palabras los sentimientos. Me aburre leerlo y releerlo como si acabaran de descubrir la pólvora. Y, sobre todo, me aburre la conclusión de que no se puede ser feliz con lo que se tiene ¿por qué no?
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