He intentado pensar lo mínimo, olvidarme de todo y hacer cosas que hace tiempo que pensaba hacer, me compré una máquina de coser y le hice una funda con tela de Ikea, que aún he de planchar (eso no me apetece tanto). También fui al Primark de Barcelona, donde hay ropa desde 50céntimos y compré un bolso floreado de 2€ con unas asas de polichinapiel que brillan como pocas... y que reemplacé con un patchwork hecho con los bajos de los tejanos que corté. He salido muy poco y he visto a muy muy poca gente, así que he recuperado gran parte de los 30kg que perdí y en septiembre vuelvo a la megadieta. Ya tengo una nevera nueva en la que poner la poca comida que voy a comer los próximos doce meses, he puesto cable en casa y ahora puedo ver montones de teleseries (también he aprovechado las vacaciones de mis padres para ponérselo a ellos y actualizar su ordenador) he instalado riego por goteo en la terraza porque no consigo recordar eso de regar las plantas en verano y para no derrochar agua a manguerazo limpio, tengo un trabajo de investigación por acabar (y casi por empezar) sobre plataformas virtuales en la enseñanza y, sorbo a sorbo, me voy bebiendo el café que regularmente viaja, cuidadosamente envuelto, ultramar hasta mi casa.
Pues una semanita un poco larga, sin ver la sacra di san michelle salvo desde la autopista, entre la lluvia y la niebla. Desde Barcelona, fueron doce horas de viaje entre "bouchon" y "bouchon", con la amargura de una compañera de viaje que parece, en cuestión de segundos, odiar la vida y al universo entero y de dos compañeros de viaje que ya no sabían qué hacer. Llegamos a una estación de esquí, abandonada del mundo en verano, en la que acabamos durmiendo con edredón y aprendiendo a vivir con el crujido de la madera que forraba la casa. Lo mejor fue el viaje a Turín, la canción de Busca lo más vital no más hasta enloquecer a la princesa, los paisajes, el aire frío por la ventanilla (madame no soporta el aire acondicionado) las conversaciones envuelta en una manta en la noche (sin la reina), el reparto de anuncios de la tele (siempre me tocaba el pan tostado) y la de plantitas lindas que hay por todos lados. Lo peor la sargento amargándose ella sola hasta por los lin
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